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Blog Personal de Itxu Díaz

¿Implicación o imparcialidad en el periodismo? ¡Implicación!

Cada vez estoy más seguro de que la clave para lograr un reportaje periodístico de éxito –una historia de éxito, dicen por ahí- es implicarse en la historia del protagonista. No coincido con los que creen que la mayor virtud del periodista es saber mantenerse al margen de lo que sucede, y contar la realidad sin posicionarse. Desconfío –he hablado de esto en “Un ministro en mi nevera”- de los que dicen que practican un periodismo totalmente imparcial. Prefiero leer a quienes presumen de implicarse al máximo en las "historias" que redactan e investigan.

 

Porque la clave está ahí, en implicarse. En introducirse en el personaje. En el protagonista o protagonistas. Sea para despreciarlo, si se trata de un asesino, o sea para aplaudirle, si se trata de un héroe. Al implicarse en la historia que uno está contando, se sienten mejor los matices. Al entrar al fondo, uno vive experiencias cercanas a lo que cuenta, y puede ofrecer una visión más profesional, más completa. Una visión que será mucho más aceptable, también desde un punto de vista moral. Porque desde la distancia y el desinterés sólo se transmite al lector eso mismo: distancia e desinterés. Desde el entusiasmo, sin embargo, se transmite entusiasmo. Un periodista que no entusiasme a sus lectores -incluso cuando la noticia no tenga ningún interés para la mayoría- es un hombre profesionalmente muerto.

 

En el arte de la entrevista, por ejemplo, la implicación en el personaje es casi todo. El entrevistador es un buscador de oro sumergido en el río que recorre el corazón y la cabeza del entrevistado. El entrevistado suele tener oro, aunque no siempre esté a la vista, y no siempre sabe mostrarlo. El entrevistado, además, no siempre es buen orador.Encontrar el oro o no es éxito o fracaso del periodista. Los buenos periodistas encuentran ese oro, los juntaletras se lo inventan.

 

Por todas estas viejas reglas aún hay quien se empeña en recordar que el periodismo es una vocación. Hay que servir y hay que admirar la búsqueda de la verdad, la investigación, el trabajo y la literatura. Es, en fin, una vocación rara y una profesión sorprendente, a la que casi ninguna se llega a propósito.

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