Periodimos Digital VS Periodismo Tradicional

Es un buen momento para arremeter contra los medios tradicionales. Es mentira que se estén adaptando a las nuevas posibilidades tecnológicas. Y, en cualquier caso, -y a pesar del tiempo que lleva creciendo Internet en España-, si lo hacen es saltándose habitualmente las más elementales reglas de lealtad del gremio. El ninguneo del mundo editorial tradicional al mundo digital es cada vez más descarado. Los llamados "confidenciales" de la Red ofrecen a diario informaciones -rumores más o menos contrastados- de gran valor que los medios tradicionales recogen como propias. Sin citar fuentes ni nada parecido.

El trabajo de cientos de personas dedicadas enteramente a la información digital se ve una y otra pisoteado por los gigantes de la prensa, la radio o la televisión. No hay una adaptación a la era digital, más que en lo básico: en todas esas mejoras tecnológicas internas que permiten nuevas facilidades a las redacciones tradicionales. Entre estas facilidades se encuentra lo extremadamente sencillo que es el robo silencioso de noticias y/o antesalas de la misma, para terminar el trabajo y hacerlo propio.

Al principio, tal vez por una nebulosa de miedos ante lo novedoso, los diarios y medios tradicionales cuidaban mucho pedir autorización a la fuente (sea digital o no) para reproducir o completar después una información propia. Hoy, todo lo contrario. Algunos ven en estos cientos de medios digitales que nacen a diario una competencia directa y en lugar de buscar la adaptación, buscan la confrontación y anulación a los ojos de la sociedad de estos medios.

Tarde o temprano todo estará en su lugar. Si los medios tradicionales no respetan las leyes básicas del periodismo, alguien se encargará de pagarles con la misma moneda. Pero además es importante resaltar que los lectores y la audiencia sí se adaptan a los nuevos tiempos. Cada vez son más los que saben encontrar la verdadera y primera fuente de la información de calidad. Y tarde o temprano saltarán los fuegos artificiales, para llegar a quien verdaderamente prende la mecha. Porque en el mundo digital, detrás de las pantallas y los pop-ups, hay gente trabajando.

Aunque lo más deseable sería alcanzar pronto una solución justa y pacífica, son varios los casos en los que esta absurda competencia -que ni siquiera tienen contra otros medios tradicionales- se ha transformado en una guerra abierta. Situación que perjudica sobre todo a los consumidores de cualquier tipo de información.