La Tormenta

Me refiero a la que está cayendo sobre la ciudad en esta noche de domingo. El miércoles pasado no dormí mucho ultimando los detallitos del viaje. Tras dos horas de sueño llegó el jueves. A las seis de la mañana viajamos a Madrid. Llegamos a mediodía y tras la comida intenté echarme el gran siestón en el hotel. Intento frustrado por un teléfono móvil que no podía apagar. Al despertar, es un decir, últimos preparativos para la "fiestapopes". Las horas se pisaban la cabeza unas a otras y se adelantaban a toda prisa. Así que, por resumir, diré que estuvo muy bien. Lo pasamos bien todos o, de momento, no me consta lo contrario. Buena música, buena gente y buen ambiente. Después de la fiesta al hotel inevitablemente.

El viernes un día apacible por la capital. La comida interesante, la cena apasionante y luego la ronda de visitas a las Botellitas para terminar en Almonte. Una dulzura de sala rociera. Cosas de cada uno.

El sábado temprano vuelve el viaje hacia casa. Viaje largo, pegajoso y costoso. A veces lo peor no es ir, sino volver. Pasados los líos de estas últimas semanas diviso ya el lejano verano un poco más cercano. Cosas de la jornada continua o del sol. Aunque con el sonido rabioso de estos truenos no es el mejor momento para hablar de la gran estrella del día. Mañana veremos si después de la tormenta sale de nuevo el sol o sólo es una tontería que escriben los poetas para lograr alguna rima resultonta.

Feliz semana a todos.