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Blog Personal de Itxu Díaz

Perdemos el tiempo

En el mundo competitivo que nos rodea, mil veces hemos experimentado que hay que llevar un sello en una nalga que nos acredite ser la persona adecuada para ocupar el lugar que ocupamos, para decir lo que decimos y estar capacitados para todo lo que hacemos. Maravillosa convención, por llamarla de alguna forma, que hace que las cosas funcionen mejor. Cuando esto se convierte en el exclusivismo de los necios perdemos el tiempo. Y a veces, hacemos el ridículo.
Al final esto consiste en avanzar, con buen pié y honradez hacia el futuro, el nuestro y el de todos. Al final esto consiste en poder seguir caminando. Con sello vacuno en las posaderas o sin él. El problema es que para ello hay varios caminos y la libertad de elegir. Ambas cosas son, quizá, dos de las más maravillosas de la sociedad que formamos. Las posibilidades y la libertad.

¿Por qué hay quienes confunden el formalismo con la dirección única? ¿Por qué tantos se empeñan en la línea recta como una forma de trazar un camino entre dos puntos? Tal vez la más rápida, a veces la más válida, pero en el fondo, sabemos que no siempre es la mejor.

Perdemos el tiempo encorsetando el futuro más allá de lo previsto. Lo perdemos, recortando más libertades y retirando concesiones. Lo perdememos, cuando levantamos barreras que protegen a las ya existentes. Perdemos el tiempo y atrasamos el reloj de nuestra sociedad.

Para muchas cosas, hay varios caminos. Se pongan como se pongan.

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