Peleítas de mamá
Después de asistir al reconfortante espectáculo solidario fui testigo en dos puntos cualquiera de la ciudad de las peleítas de verano de pandillitas de papá y de mamá. Dieciochoañeros recién cumplidos, impecables y crecidos intentando partirse las caras sin hacerse mucho daño, mientras sus colegas se dejaban la vida para evitar que sus dos amigos llegasen a las manos. Eran dos pandillas diferentes, dos Borjamaris y Pocholos distintos, pero en el fondo eran lo mismo. Dos idiotas intentando llamar la atención de una hembra, que probablemente era tan tonta como ellos, a juzgar por su actitud. Chupete y a casa...
0 comentarios