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Blog Personal de Itxu Díaz

Los errores y los erróneos

Los errores los cometen los humanos. Las piedas y los animales, en realidad, no cometen errores, aunque a veces fallen. Los errores son la manifestación más viva de la humanidad del hombre. También de su pequeñez, de su nadería. De la nuestra. Quienes creen que no cometen errores ya han empezado a equivocarse. Quien son incapaces de justificar jamás el error de otro, no encuentran plena satisfacción en sus aciertos. Quienes se creen poseedores de la virtud y desprecian el error, perderán la oportunidad de ser sabios, de ser mejores. En estos tiempos de perfección, de ciencia desmadrada, de tecnología ultra precisa, es un buen momento para reivindicar el error. El error humano. Mucho más importante que la imprecisión de una máquina, creada además desde la inteligencia limitada e imperfecta del hombre. El hombre alcanza su grandeza en el universo, cuando baja del pedestal inhumano e irreal, y se sitúa en la historia universal con humildad y realismo, asumiendo su imperfección, sabedor de la rutina de sus virtudes y sus defectos. ¡Viva el error humano!

Los erróneos son aquellos a los que nadie ha sabido empujar de la casilla equivocada. Quienes viven en el error y son incapaces de salir de él. Quienes viven en el error y no lo saben, ni quieren saberlo, porque prefieren soñar con fiestas en honor a su puntería y posesión de la verdad. Son, pobres, erróneos, no he acertado a definirlos de otro manera. Abundan los erróneos, para quienes el error no es comienzo de sabiduría, sino alimento de su propia vida errónea, de su propia actitud equivocada, de su incapacidad para buscar el bien. Son fruto, fundamentalmente, de la torpeza de quienes rodean sus vidas y asisten al espectáculo: cobardes incapaces de evitar la ceguera de su prójimo erróneo.

Así hoy conviven los errores con lo erróneos. Necesarios los primeros e injustos los segundos.

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