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Blog Personal de Itxu Díaz

represión antitabaco (y parte II)

Por fin ha sido multado el primer delincuente capaz de fumarse en cigarrillo en un lugar donde está prohibido fumar.  240 euritos. En honor a la verdad hay que reconocer que según he leído en la prensa el hombre fumaba su cigarrillo exactamente bajo un cartel de prohibido fumar -cosa bastante fácil por otra parte, porque todos los despachos, tiendas y recintos cerrados de la ciudad se han llenado ya de estos letreros- y mostró además resistencia a trasladarse a la zona de fumadores. Cosas que pasan. El caso es que el Gobierno o el Parlamento al unísono están de enhorabuena. No así las porteras y porteros de esta España, que están hasta el gorro del espectacular incremento del número de colillas en las puertas de las portales. Siendo lógicos con los absurdos planteamientos de esta absurda ley, alguien debería ampliarla próximamente para cubrir de alguna forma las lesiones cervicales de estos trabajadores ya que son causadas por barrer el doble que antes.

Pero el verdadero epicentro de toda esta movida es la justificación de la ley antitabaco. Los que mandan nos han contado que el tabaco es malo y que el humo del tabaco tiene efectos negativos para la salud del que fuma y también del que están en frente, además de ser molesto y otras historias. Cierto, supongo. Pero como fumador y puestos a sacar derechos ruego ahora al Estado que me explique por qué motivo pago unos más de 10 euros semanales de impuestos al comprar tabaco. Puestos a sacar derechos pregunto porque nadie hace nada para evitar los desagradables horrores que desprenden algunos sujetos en lugares públicos y cerrados, puestos a sacarlos me pregunto por qué ningún gobernante se toma en serio la ley que prohibe llevar fieras sin correa por la calle, o por qué tengo que aceptar algo tan poco positivo para salud como las meadas humanas y no tanto, en cualquier parte de la vía pública, por qué nadie soluciona los problemas de congestión en el tráfico -a todas luces muy negativos para la salud mental, que también cuenta-; y hablando de salud mental por qué nadie elimina esos programas televisivos que hacen retroceder al ser humano hasta la Edad de Piedra, y me pregunto también por qué en los sitios donde no se puede fumar sí se puede comer todo tipo de comida basura con altísimos niveles de sustancias perjudiciales para la salud -en la entrada del cine: "¿es peor mi cigarrillo que tus grasosas patatas fritas a la pimienta?"-, me pregunto también qué diferencia hay entre fumar en un portal y hacerlo en una ventana, en fin me pregunto tantas cosas que no sé para qué me las pregunto.

Prohibir la venta de tabaco en todo el mundo, como dicen muchos fumadores, no sé si sería una buena solución. Pero desde luego esta ley represora dirigida exclusivamente contra un colectivo tan amplio y desafortunado como los fumadores en beneficio de otro -también amplio, claro- como los no fumadores es una gran injusticia. Es una manera sencilla de cabrear a medio país -el que fuma- y una forma tristemente habitual de desviar la atención de otros muchos problemas reales. Prohibir no siempre es la solución.

Desde luego mi experencia hasta el momento: no fumamos menos gracias a esta ley e, incluso, fumamos más. En las áreas donde se permite el consumo éste se ha multiplicado considerablemente en todos los casos que he podido pulsar hasta el momento.

O sea que, además de molesta, injusta y un tanto cínica, aún encima, no funciona. ¡¡Bien!!

PD: ¿Alguién va a pagar el dinero que se está perdiendo por el tiempo dedicado por los trabajadores fumadores a ejercer su derecho al cigarrillo a pié de calle varias veces al día?

PD2: ¿Alguien va a poder prohibir a los no fumadores que pierdan ese mismo tiempo de "descanso" en respirar aire puro en la calle?

PD3: Al margen de todo lo escrito hasta ahora, los planteamientos que verdaderamente comparto sobre la cuestión están perfectamente descritos en la web del Club de Fumadores por la Tolerancia: www.clubfumadores.org

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