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Blog Personal de Itxu Díaz

A esa intelectualidad

Tengo mis intelectuales de cabecera y no suelo compartirlos, así que no me importa hablar de ellos, ni mucho menos dirigirme a ellos desde aquí. Conténganse. Repito: conténganse. Detengan de una vez esta ridícula competición por el empleo de la palabra menos conocida del diccionario, por sacar a pasear al autor más recóndito, por emplear el argumento más extravagante y políticamente incorrecto.

El lenguaje se inventó para que los hombres pudieran entenderse. No para que los conferenciantes luzcan su repertorio de vocablos exóticos ante el asombro de la parroquia. Pero en las tertulias de radio y televisión, las prioridades de ciertos intelectuales han cambiado. La última moda es combinar el manejo de un lenguaje totalmente impostado, con las constantes acusaciones de analfabetismo a diestro y siniestro, especialmente a la clase política. Y es cierto. Basta comparar el nivel intelectual y cultural del Presidente del Gobierno actual con el de Leopoldo Calvo-Sotelo, por ejemplo, para darse cuenta de que urge desasnar a las últimas hornadas de políticos y parlamentarios, o bien echarnos todos al monte y tratar de entendernos a graznido limpio. Esta realidad es innegable. El problema es que el argumento está muy visto, muy manoseado. Y ahora, combinado con la pompa y la soberbia innata del intelectual contemporáneo, se vuelve en su boca un argumento fácil y previsible.

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